504 años de Reforma
Reforma, nombre que queda corto para este movimiento lleno de grandes acontecimientos transformadores y revolucionarios, provocando cambios culturales y de cosmovisión.
Un movimiento que no fue monocromático ni cohesivo, sino producto de un contexto que se reacciona a ese contexto, que viene gestándose de algunos siglos atrás con los pre-reformadores y quienes dieron su vida con la certeza que Dios haría una obra en su iglesia. En esa senda también camina aquel que muchos consideran el héroe que recupera el evangelio, Martín Lutero.
El monje agustino, un buen escritor que motiva a la iglesia a regresar a las enseñanzas originales de la Biblia. Más Biblia, más cercanía a Dios. Lutero aprovechó la tecnología de su época; y no ajeno a su contexto político cargado de un nacionalismo alemán que estaba forjándose. Además era evidente el gran impulso de la academia con el auge de la invención de la imprenta de tipos móviles de Johannes Gutenberg. También puede señalarse: el estudio de la Biblia, la guerra de los 100 años que termina en 1553, las anatas, las preservaciones, las dispensaciones, las indulgencias, las recomendaciones, el diezmo, el pluralismo, el derecho de viaje, el nepotismo y otros acontecimientos externos e internos de la iglesia. Todo esto, hacía un llamado a la nobleza, a los líderes políticos, al gobierno y especialmente a la iglesia que tenía cautivo el evangelio. Este era el marco que ameritaba una reforma. Lutero y los reformadores reaccionan, a tan grandes desafíos. ¿Le suena familiar?
Dentro de este cuadro se necesita y se insta a reflexionar y accionar a los desafíos que tiene hoy la iglesia en el 2021. ¿Cómo nos encontramos 504 años después de la Reforma? Si algo se puede ver a simple vista y no se necesita ser miope histórico, es que hay un eclesiocentrismo parecido a los días de aquel que clava las tesis en la puerta de la capilla de Wittenberg. También se observa una fe catedralicia con mucho énfasis en la forma, en la autoridad, en ritos y otras cosas; que hacen de menos al hermano que predica en la montaña, en la iglesia, en el camino, aquellos hermanos jóvenes que visitan a las iglesias; motivando a tener una cercanía a Dios.
Ante esto, es necesario preguntar: ¿Se tiene una teología con la figura de Cristo o es una teología desfigurada? ¿Se está reformando la iglesia? ¿Existe en los seminarios y centros teológicos una actitud de sacar el monasterio a las calles? ¿Son los pastores los responsables de conocer a fondo qué enseña la Biblia?
¿Qué pasaría si Lutero conociera las iglesias o las mega-iglesias hoy, si observa los nuevos “dones espirituales”, a los nuevos apóstoles, las nuevas sectas unitarias y los shows…que en lugar de fortalecer a la iglesia, han generado debates que están muy lejos de la fe reformada y de las misma fe cristiana? Posiblemente, Lutero saldría de muchas de ellas, así como abandonó Roma en 1510, tras su misión oficial; con ese desencanto que, años después, le llevó a publicar sus 95 tesis, el 31 de octubre de 1517.
Hoy, 504 años después, se necesitan reformadores; luteros que devuelvan a la iglesia su Biblia, su fe, la gracia de Dios y a Jesucristo; porque incluso, el mismo Jesus ha sido destituido en ocasiones por los propios líderes, pastores, “apóstoles”, músicos, dando importa únicamente los números, métodos y consejos para tener éxito. Se necesita seguir reformando la Reforma.
“Eclessia Semper Reformada” “Mas el justo por la fe vivirá”
Por: Pastor Eleazar López
Referencias.
Bart, Karl. Justificación según Karl Barth y una interpretación católica (Barcelona, 1967). Editorial Estela.
Küng, Hans. La Iglesia católica (Barcelona, 2005). Editoriales Debate.
Méndez, Guillermo W. La Reforma 500 años después. (Guatemala 2017). Editorial Servi Prensa.
Comentários