Cada época trae sus retos. Hoy nos encontramos con uno llamado COVID-19; el cual, es un virus que no discrimina, no ve fronteras, no espera momentos, no ve colores o razas. ¡Sorpresa! El Espíritu Santo tampoco, de hecho, el Espíritu Santo es más universal que el COVID-19 y junto con Él la Palaba de Dios.
La situación de la pandemia nos ha enseñado que el Espíritu Santo no está solo en las estructuras de cuatro paredes donde nos reunimos regularmente. Él también está en casa, en el trabajo, con nosotros todo el tiempo. Este es el tiempo donde podemos experimentar la obra del Espíritu Santo, si aún no lo hemos hecho. Con obra, me refiero a algo más allá del sentimentalismo que nos proporciona la liturgia de la comunidad cristiana.
La situación actual también nos ha enseñado que la Palabra de Dios se hace viva y eficaz en cualquier momento y situación. Este es el momento de ser confrontados por la verdad de Dios desde la casa, el trabajo o cualquier lugar donde estemos.
La pandemia nos ha demostrado que a Dios se le experimenta también en la casa, en la intimidad y no solo en los templos. Que su Espíritu no conoce limites para obrar en nosotros. Que su Palabra puede ser vivida en todo momento y lugar. Que valen más los proyectos en las personas, que cualquier otra cosa material.
“El cielo y tierra pasará, pero mis palabras no pasarán.” (Mt 24:35)
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.” (Jn 14:16)
COLABORADORES
ARTÍCULO: KEVIN CANTORAL
ENCARGADO DE ESTE BLOG: MARLON LÓPEZ
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