Había una vez, en Estados Unidos, un vendedor de Biblias. Un día, este se acerca a un joven que iba pasando y le dice Cómprese una Biblia y sea un cristiano respetable. El joven, con una actitud muy tranquila responde: La verdad es que soy ateo, así que soy enemigo de esa creencia. El vendedor muy despreocupado le dice: entonces cómprese una Biblia y conozca a su enemigo. El ateo se quedó pensativo por un momento y finalmente decidió comprar una Biblia de estudio… El vendedor era guatemalteco.
Esta historia, aunque es ficticia, refleja una gran verdad escrita por el teólogo inglés C.S. Lewis: “Si no estudias teología, esto no querrá decir que no tengas ideas acerca de Dios, sino que tendrás muchas equivocadas”.
La Biblia es la principal fuente de teología y curiosamente hoy está al alcance de muchas personas. La actual pandemia puede impedir que las personas vayan a trabajar, a estudiar, a ejercitarse o a divertirse, pero seguramente no impide que lean la Biblia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos soldados llevaban sus Biblias. Podríamos preguntarnos ¿Quién tiene tiempo para leer la Biblia en medio del conflicto más sangriento del siglo? La necesidad de leer la Biblia parece incrementar según la situación. Cuando las personas están viviendo cómodamente, es posible que no recuerden a Dios, pero cuando empieza una crisis mundial esto cambia. Seguramente tienes algunas ideas sobre Dios y si no las tienes, seguro las tendrás. Leer un versículo al año, hace daño, pero leer uno diario, es saludable. Si de leer la Biblia se trata, la pandemia no es un obstáculo, es un motivo.
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ARTÍCULO: PABLO CANTORAL
ENCARGADO DE ESTE BLOG: MARLON LÓPEZ