Antes de nacer, Dios nos llenó de talentos y habilidades, que con el paso del tiempo y conforme a nuestro crecimiento vamos descubriendo y a la vez desarrollándolos, los cuales debemos capacitar para utilizarlos de una manera correcta, explotando todo el potencial que tenemos.
Jesús al momento de ascender al cielo prometió estar con nosotros y dejarnos a su Espíritu Santo, para que nos guiara y nos revelara todos los secretos que el Padre tiene para con nosotros. Nuestra relación con el Espíritu Santo como cualquier otra relación, debe ser alimentada, debemos de dedicarle tiempo, hacerla crecer y así llegar a tener una intimidad tan fuerte con Él, a tal punto que su gracia se vea reflejada en nuestras vidas. Pero, ¿Qué es más importante dentro de la obra de Dios?, ¿Los talentos? O ¿La unción que recibimos en intimidad con Él?
Me gustaría responder a esto desde la perspectiva musical, que es el área en donde me desenvuelvo, específicamente en el ministerio de alabanza. Y quiero iniciar mencionando un pasaje de la Palabra, 1 Samuel 16:18 relata las cualidades que un siervo de Saúl vio en David, y de todas estas, me llaman mucho la atención 2 que son: "sabe tocar muy bien el arpa" y " El Señor está con él".
Desde que inicié en este ministerio, aproximadamente a los 16 años, he tenido muy presente este pasaje de la Biblia como: "los requisitos de un buen ministro de alabanza", claro que no todos pensamos de la misma manera y hay quienes inclinan la balanza para un lado descuidando el otro parámetro, y es aquí donde surgen dos grandes grupos dentro de la iglesia, el Team Talento y el Team Unción, cada uno defiende una cualidad y toma en poco la otra.
El Team Talento
¡Vaya! ¡Qué grande es este grupo!
En mis años ministrando la alabanza en una iglesia local y compartiendo con muchos músicos cristianos de diferentes iglesias, me he encontrado con muchas personas de este team, los cuales ponen por encima el talento y le dan muy poca importancia a tener una intimidad con Dios, que les proporcione una unción poderosa para impactar en las vidas de los oyentes. He conocido a personas tan arrogantes por ser prodigiosos en sus talentos, que demuestran que lejos de ser ministros de alabanza simplemente son pequeños "Rockstar" poco famosos (imagínate si tuvieran más fama cuánta más arrogancia podrían tener).
Aclaro que, ser prodigiosos en nuestros talentos no tiene nada de malo, al contrario, demuestra que nos gusta capacitarnos y estar en constante crecimiento, el problema es cuando nos enfocamos solamente en ello, descuidado la otra parte.
El Team Unción
Aquí la cosa se pone candente también.
Apuesto que en más de alguna ocasión has escuchado la frase: "Dios ve la intención", esta es una frase muy utilizada para justificar la mediocridad con la que hacemos las cosas.
Recuerdo estar en varios eventos en los cuales los ministros de alabanza con una unción muy poderosa, me hacían entrar en una atmósfera llena del Espíritu de Dios y hacían que mi corazón se quebrantara delante de Él, lamentablemente, así como mi corazón se quebrantaba, mis oídos también sufrían, debido a la constante desafinación y mal ejecución de los instrumentos, provocando que esa atmósfera se cortara y dejara de recibir de Su presencia.
Okey, volviendo a la centralidad del tema “Talento vs Unción” ¿Cuál vale más?, ¿Cuál es más importante?, la respuesta es sencilla: ninguno es más importante que el otro, debido a que ambos dependen del otro, ambos se complementan y es necesario poseer ambos para servir a Dios con calidad.
Y es que el problema no es dedicar 10 horas del día para ensayar con tu instrumento, el problema es que solo dedicas 5 minutos del día para estar en comunión con Dios, para leer su Palabra y ser lleno del Espíritu Santo.
El problema no es hacer una semana de ayuno y oración, el problema es que no te capacitas para impartir clases de manera adecuada a los niños en la dominical.
El verdadero problema consiste en dedicar más tiempo a una cosa dejando a la deriva la otra, creyendo que nuestra dedicación debe ir enfocada solo a una de las áreas, por ello muchos dejan de ser impactantes en su ministerio.
Quiero finalizar dejando un ejemplo muy sencillo: cuando estudias no puedes centrarte solo en las tareas y restarle importancia a la asistencia, porque vas a tener tu zona completa, pero reprobarás por no asistir a clases; de igual forma, no puedes dedicarte solo a la materia de ciencias sociales y dejar por un lado matemáticas, porque podrás sacar 100 puntos en ciencias, pero si sacas 0 en matemáticas igual reprobarás el año. Recuerda que a Dios le gusta que le sirvas con excelencia, pero también que le busques y que su Espíritu habite en ti.
Te reto a qué examines y evalúes si perteneces a uno de estos dos grupos, si la respuesta es sí, te animo a que empieces a equilibrar la balanza, dedícale tiempo a tu instrumento, ora más de lo que acostumbras, capacítate como maestro de ECMI, ten más intimidad con Dios, inscríbete a programas de estudios bíblicos o teológicos, congrégate y busca más de Su presencia. Y así verás que el talento y la unción van de la mano, y cuando los fusionas el impacto que tú tienes con tu ministerio sobre las personas será mayor y podrás dar a conocer a Dios de una manera impresionante.
Colaboradores:
Autor: Josué Guzmán
Diseño y Publicación: Josué Guzmán
Revisión: Karen Cabrera
Gestión: Deisy Lara
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