Adicciones
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Adicciones



Objetivos: Aprender sobre las adicciones y sus consecuencias en la vida espiritual.


Comprender que la comunión con Dios nos ayuda a evitar las adicciones.


Base bíblica: “Todo me está permitido”, pero no todo es para mi bien “Todo me está permitido”, pero no dejaré que nada me domine, 1ª Corintios 6:12 NVI


Cuando hablamos de adicción, nos referimos a una enfermedad recurrente del cerebro que se caracteriza por una búsqueda de recompensa o el alivio a través del uso de sustancias u otras acciones. En la actualidad las adicciones están presentes también en las señoritas, el mundo de las adicciones es muy amplio y variado. Prácticamente, se puede ser adicta casi cualquier cosa, en esta ocasión te mencionaremos algunas adicciones recurrentes en nosotras como mujeres jóvenes.


Empiezo mencionando el alcoholismo, ya que en estos días está muy marcado en las señoritas, es común ver a una jovencita estar junto a un grupo de muchachos ingiriendo bebidas alcohólicas, no importando el día, la hora y el lugar. Ya es algo común en la sociedad, ya a nadie se le hace raro y si a esto le agregamos que el consumo de bebidas alcohólicas para personas mayores de edad en nuestro país es legal, no hay mucho que hacer con ello. También las sustancias como el tabaco, la nicotina, la marihuana, la cocaína, la heroína, etc. producen adicción y no estamos libres de lidiar con todo lo que parece “normal” en nuestra sociedad.


Por otra parte, también podemos hablar de algunas actitudes que producen adicción, esto quizá no daña físicamente pero sí produce daños mentales. Entre estas actitudes podemos mencionar: la pornografía, los juegos online, la comida, las compras, etc. Si te das cuenta una adicción puede dañarnos tanto físicamente, psicológicamente y no digamos, espiritualmente.

Ahora hablemos de la contraparte de la adicción, ya que no llega sola, sino con ella se debe enfrentar la ansiedad, la depresión, los cambios de humor, el miedo, etc. estos sentimientos no son un juego, ya que incluso puede llegar a provocar daños severos en tu cerebro y en tu personalidad.


Llegar a sentirse mal con uno mismo, sentir que has fallado a tu propio cuerpo, aun sabiendo que es templo del Espíritu Santo, pensar que le has fallado a tu familia, que no has cumplido con los valores y enseñanzas que te han dado en el transcurso de tu vida; son sentimientos con los que hay que enfrentarse. No te juzgo si te sientes así o algún día te sentiste así, déjame decirte que las señoritas de una o de otra forma hemos pasado por momentos en que nos sentimos mal, nos sentimos culpables y llenas de frustración al ver que hemos llegado al límite de nuestra vida.


A veces tratamos de sentirnos poco culpables y decimos que es una reacción al estrés que manejamos, que es la falta de atención de nuestros padres, la falta de atención de parte de la iglesia o de nuestros líderes y puede que sean algunos aspectos importantes, pero cuando decidimos realizar algo, las responsables de ello somos únicamente nosotras. Como mujeres jóvenes y creyentes de la palabra de Dios, no estamos exentas a vivir alguna situación que nos genere adicción.


Puede que tengas muy bien analizado no aliarte con ningún tipo de actitud que te genere una adicción, y te felicito. Pero habremos señoritas que también creíamos eso y sin pensarlo un día caímos en una adicción. Y si al analizar esto, sabes que ya has sobrepasado una adicción sin el apoyo de nadie, es el momento de ser ejemplo de buenas obras para más señoritas. Y que si un día estuvimos a punto de caer o caímos en adicciones, con la ayuda de Dios y la comunión con Él podemos salir adelante.


Ahora bien, si te encuentras en esta situación y sientes que no podrás dejar de hacerlo, si tal vez has dicho: “es mi vida”, “me afecta solamente a mí”, “así me siento bien”, “mis padres no se dan cuenta”, etc. Hay alguien que si te ve y es Dios, nada está oculto ante sus ojos. Pero también Él te escucha y sabe lo que sientes, la presencia de Dios no se aleja de nosotras, somos sus princesas. Pero si hay obstáculos será más difícil estar cerca de Él, cuando fallamos, creemos ya no tener perdón, pensamos que ya no somos dignas de ser llamadas sus hijas y ponemos barreras. Pero lo mejor que podemos hacer queridas señoritas, es dejar que nuestro Padre amado llegue a habitar en nuestro corazón y nos limpie de esas actitudes malignas que nos aparta de Él. Recuerda que “Todo nos está permitido”, pero no todo es para nuestro bien “Todo nos está permitido”, pero no dejaremos que nada nos domine.


Conclusión: Señorita, si has fallado ayer, hoy o hace muchos años pero aun no has pedido perdón a Dios y te has sentido mal, sin poder avanzar en tu vida, hoy es el momento de estar a cuentas con nuestro Padre Celestial, aquel que envió a su único hijo para demostrarnos su amor por nosotras. Quizá le has pedido a Dios que se cumpla alguna meta que quieres lograr, has pedido por tus estudios, un trabajo, servirle a Él con los talentos que te ha dado o incluso que en su tiempo Él te de un esposo con todas las características que has imaginado; porque como señoritas en algún momento de nuestras vidas hemos pedido un hombre amable, hermoso, que ame a Dios con todo su corazón, que nos respete, que nos haga sentir importante, más que a sus propios deseos, ¿Qué hermoso, no? Así mismo tienes que ser esa novia perfeccionada para tu amado y te hablo en el tema espiritual, guarda tu corazón y tu cuerpo para Dios, eres su hija amada, respeta tu cuerpo, cuida tu salud, honra a tus padres y que el día que te presentes ante el Padre no tengas nada de qué avergonzarte. Entrega tu juventud a Cristo y Él se encargará de guiar tus pasos por el camino del bien. Dios te bendiga.


Realiza una charla con las señoritas y escucha cada uno de los comentarios o testimonios que ellas quieran comentar. También, si tienes un testimonio que contar con ellas acerca de cómo Dios te sacó de alguna adicción, puedes compartirlo, siempre es gratificante ser de ayuda a alguien que lo necesita.


Colaboradores:

Autor: Prisila Ramírez

Diseño y Publicación: Josué Guzmán

Revisión: Karen Cabrera

Gestión: Rosell Mérida

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