DE VUELTA AL PESEBRE
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DE VUELTA AL PESEBRE



La navidad se ha convertido en la celebración cúspide del consumismo. No es difícil encontrar ofertas engañosas de regalos, incluso los recuerdos son vendidos, se idealiza la navidad pensando que la felicidad puede ser comprada con algún regalo; incluso se ha construido una figura cuasi mitológica, en Santa Claus, quien es figura central de un consumo, que se ha vuelto central en las celebraciones. Por esta razón, hay que reflexionar en volver al pesebre y buscar en la figura de Jesús esperanza, para esto hay que responder ¿qué mensaje transmiten los relatos del pesebre en comparación a la celebración actual de la navidad?


Un poco de historia


El 25 de diciembre se ha seleccionado como el día en el que se celebra el nacimiento de Jesús; sin embargo, en el año 245 d. C. El teólogo Orígenes no quería celebrar el nacimiento de Jesús, porque eso solamente se veía en los emperadores romanos, quienes se proclamaban dioses[1]. Pero, hubo una mezcla entre algunas fiestas grecorromanas que se mezclaron con el cristianismo y así se estableció el 25 de diciembre como la celebración oficial del nacimiento de Jesús o natividad que le da el nombre de navidad. La primera de las celebraciones que se adaptó para celebrar la navidad son las saturnales. Esta era una celebración dedicada a Saturno, en esta festividad se celebraba el final de la oscuridad, porque las noches eran más cortas que en el resto del año, su celebración se daba desde el 17 al 23 de diciembre. Durante las fiestas se acostumbraba a dar regalos y se dejaba en libertad a los esclavos, quienes pasaban de servir a ser servidos por sus amos.[2] El gran problema es que en estas fiestas las personas disponían obviar las normas morales y dejarse llevar por la comida y la bebida.


La segunda festividad es la del Sol Invictus, en el año 274, el emperador Aureliano impuso una nueva festividad a un dios llamado Mitra, a quien los soldados romanos llamaban Deus Sol Invictus,[3] básicamente era similar a las saturnales, porque se celebraba después del solsticio de invierno cuando la luz se imponía sobre la oscuridad del día. Esta divinidad del Sol Invictus, fue la divinidad suprema de Constantino antes de convertirse al cristianismo. Esta celebración se convirtió en un puente entre el paganismo y el cristianismo que tras la conversión de Constantino al cristianismo y el Edicto de Milán en el 313 d. C. el cristianismo empezó a usar estas fiestas como celebraciones cristianas. Pero fue en el año 350 cuando Julio I dijo que el nacimiento de Jesús fuera celebrado el 25 de diciembre[4].


Más allá de una fecha, hay un acontecimiento


El cristianismo no celebra una fecha, sino que, celebra un evento, el nacimiento de Jesús como llegada de Dios al mundo, quien da esperanza de vencer las tinieblas. El teólogo Karl Rahner dirá que el tiempo se detiene en un acontecimiento, donde se puede decir que Dios está aquí[5]. La llegada de Dios haciéndose carne en el nacimiento de un niño es la muestra de amor más grande que le ha dado al mundo. Tras el acontecimiento del nacimiento de Jesús el mundo conoció a Dios y su amor, esto transformó al mundo y trajo esperanza.


La idea de que el cristiano no celebra una fecha, sino un acontecimiento, es la idea de pensar que Dios está en el mundo dando esperanza. La fecha queda reducida a un mero simbolismo que puede servir de manera pedagógica para el recuerdo de que Dios está en medio de nuestra realidad, Él se hizo realidad al nacer como un niño en un pesebre, el Verbo hecho carne (Jn 1, 1).


Navidad y nacimiento: contradicción


La celebración de la navidad en la actualidad y el nacimiento de Jesús parecieran ser contrarios entre sí. Usando la figura de contradicción que usa Jürgen Moltmann en su libro: El Dios crucificado, quien propone que la muerte de Jesús era una contradicción al cristianismo; por ejemplo, Él murió sin poder y el cristianismo propone tener poder, de esta manera no solo la muerte es contraria al cristianismo; sino, el nacimiento es contrario a su celebración. El texto del nacimiento de Jesús dice así:


Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón (Lc 2, 1-7).


Un detalle llamativo es que el mismo texto dice que, no había lugar para ellos, es decir, que ellos no podían entrar, no es que no hubiera lugar en general, sino para ellos, es una señal de exclusión. Jesús nace en el rechazo, también nace en medio de la pobreza, porque el texto así lo muestra, nace en un sitio marginal como el pesebre, lugar donde no tenían las medidas de higiene apropiadas para un nacimiento. A pesar de esto, el pesebre, más que ser un relato idealizado al estilo de alguna película, es la muestra de la donación de Dios al mostrar su amor por todos y hacerse a la realidad de su pueblo.


Enseñanza de la navidad


Antes de explicar esta conclusión, hay que rescatar que esta no es la gran enseñanza de la navidad, ni el verdadero significado de la navidad, es una enseñanza entre muchas. Después de haber leído todo esto, usted cómo lector puede preguntarse ¿Es bueno celebrar la navidad? La respuesta es sí. Puede ser una fecha simbólica, pero es la fecha que nos recuerda que Dios se hizo carne por el mundo, en una muestra de su amor, Jesús se despojó y se hizo a la realidad de su pueblo; pobre, rechazado y marginado, el pesebre recuerda que la fecha no es tan importante como el acontecimiento y que si hay que celebrar algo es que Dios está entre nosotros. Por lo tanto, más que ser una fecha de consumir, es una buena celebración para compartir, así como Dios compartió de su amor con la humanidad. Por esta razón, volvamos al pesebre.


Bibliografía


Álvarez Valdés, Ariel. ¿Quién era la serpiente del paraíso?... Y otras 19 preguntas sobre la Biblia. Navarra: Verbo Divino, 2016.


Gómez Fernández, Francisco José. “La navidad en la Edad Media”, Arqueología, historia y viajes sobre el mundo medieval, no. 9, (2004).

[1] Ariel Álvarez Valdés, ¿Quién era la serpiente del paraíso?... Y otras 19 preguntas sobre la Biblia (Navarra: Verbo Divino, 2016), 108. [2] Estrella Rodróguez Gallar, La navidad a través del tiempo (Málaga: s/c, 2009), 827-828. [3] Francisco José Gómez Fernández, “La navidad en la Edad Media”, Arqueología, historia y viajes sobre el mundo medieval, no. 9 (2004), 44. [4] Rodróguez Gallar, La navidad a través del tiempo, 829. [5] Karl Rahner, El significado de la navidad, trad. Bernardo Moreno Carrillo (Barcelona: Herder, 2016), 12 pdf.


Escrito por: Shenry Ovalle

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