Traigan a mi templo sus diezmos, y échenlos en el cofre de las ofrendas; así no les faltará alimento. ¡Pónganme a prueba con esto! Verán que abriré las ventanas del cielo, y les enviaré abundantes lluvias. Malaquías 3:10
Este es un tema muy controversial en estos momentos, porque algunos ven los diezmos como una obligación o como algo sin significado. Sin embargo, cuando revisamos el Antiguo y Nuevo Testamento dan respuestas a estas inquietudes. Pero es oportuno recordar que el primer diezmo fue presentado por Abram a Dios, a través del sacerdote Melquisedec según Génesis 14, esta iniciativa humana es una muestra de agradecimiento a Dios porque le había dado la victoria.
Ahora bien, en Levíticos 9 Dios establece el diezmo como una ley, el cual representa el 10% de todo lo que el ser humano reciba (cosecha, pago de trabajo, entre otros); Dios lo establece como una manera de recordarle al pueblo de Israel que, todo lo que existe sobre la faz de la tierra es de Dios, y por consiguiente hay que ser siempre agradecido a Dios.
Aunque pareciera que los diezmos no se mencionan en el Nuevo Testamento, Jesús menciona que “debían dar al Cesar lo que era del Cesar y a Dios lo que era de Dios”, es decir cumplir con las obligaciones sociales, además, ser fiel a Dios en todo. Sucede que los religiosos de esa época diezmaban lo que les convenía, y no lo justo. La invitación de Jesús es a practicar la justicia, misericordia y fe. Porque, Dios está interesado en que seamos fieles con nuestro diezmo sin dejar a un lado la justicia, misericordia y fe.
Aunque, el diezmo no es una obligación, es un compromiso, una muestra de obediencia y fidelidad a Dios; algunos no lo consideran importante porque tienen la mirada en los hombres, pero los diezmos son utilizados para la expansión del Reino de Dios, el Reino avanza cuando somos fieles con nuestros diezmos. Cuando nosotros le somos fieles a Dios, Dios es fiel con nosotros, y Él multiplica lo que queda en nuestra administración, “¡Pónganme a prueba con esto!” te dice Dios.
Colaboradores:
Artículo: Emerson Elías - Lourdes Cabrera
Diseño y publicación: Esdras Calel
