La Oración Pentecostal
- SOYIDEC
- 4 jun 2022
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Introducción:
Los discĆpulos descubrieron en JesĆŗs su secreto: La oración. En la Biblia se registra una solicitud de los discĆpulos hacia JesĆŗs: āSeƱor, ensƩƱanos a orarā (Lucas11:1). La iglesia primitiva habĆa entendido que la oración serĆa la clave para su Ć©xito en la empresa misionera. Perseveraban en la oración como una disciplina (Hechos 2:42). Luego de muchos aƱos, Pablo seguĆa instruyendo a la iglesia diciĆ©ndole: āOrad sin cesarā (1 Tes. 5:17).
Hoy dĆa, los cristianos instruidos en la fe saben que el que no ora, el diablo lo devora; una expresión que significa que aquella persona que no se ejercita en la oración, perderĆ” el rumbo cuando llegue la prueba. La medida de nuestra oración, es nuestra medida espiritual. Por supuesto que, muchas veces nuestras oraciones parecen mĆ”s una lista de mercado; mĆ”s que una conversación contemplativa con nuestro Padre celestial.
En este mensaje aprenderemos que SIEMPREQUE OREMOS BIEN, DIOS NOS ESCUCHARĆ. Entendiendo que Dios escucha todo tipo de oración, pero responde aquellas que se hacen segĆŗn su voluntad. Por eso, analicemos tres beneficios de una oración hecha en el EspĆritu de PentecostĆ©s.
1. La oración nos enfoca.
āY puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habĆan dicho. Y ellos, habiĆ©ndolo oĆdo, alzaron unĆ”nimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano SeƱor, tĆŗ eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hayā (Hechos 4:23-24).
Los problemas pueden causar temor. Las tormentas de la vida, nos desenfocan; las olas nos atemorizan y dejamos de mirar a Dios quien siempre estĆ” presente.
Pero orar, nos permite volver nuestra mirada a Dios y desenfocarnos del problema. No es ser inconsciente de los problemas; sino enfocarnos en el Dios que es mƔs grande que nuestros problemas. Siempre que oremos bien, Dios nos escucharƔ.
2. La oración nos afirma.
āTĆŗ, por medio del EspĆritu Santo, le hablaste al rey David, nuestro antepasado. Por medio de David, que estaba a tu servicio, dijiste: āĀæPor quĆ© se rebelan contra Dios las naciones y los pueblos? ĀæPor quĆ© estudian la manera de luchar contra Dios y contra el MesĆas que Ć©l escogió?Ā”InĆŗtiles son los planes de los reyes de este mundo!ā (Hechos4:25-28 TLA).
Una necesidad que tenemos al orar, es entender la voluntad de Dios escrita en su Palabra. Para orar bien, necesitamos estar llenos de la Palabra de Dios; solo asĆ, alineamos nuestras palabras con la Palabra. Nuestros oĆdos necesitan escuchar la Palabra de Dios. La fe viene por el oĆr la Palabra(Ro. 10:17).
AsĆ, cuando oramos y recordamos en nuestra oración lo que dice la Biblia, estaremos afirmando nuestra fe. Entonces con mĆ”s entusiasmo oraremos, sabiendo que Dios ha dado promesa, ha establecido un plan bueno y nos ha dado propósito. Siempre que oremos bien, Dios nos escucharĆ”.
3. La oración nos empodera.
āY ahora, SeƱor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y seƱales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo JesĆŗs. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del EspĆritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.ā(Hechos 4:29-31).
Ve a usted el desenlace de esta escena. Inició con una situación problemĆ”tica y tuvo un cierre espectacular. AsĆ deseamos terminar despuĆ©s de orar al SeƱor. Venimos llenos de problemas y afligidos; pero despuĆ©s de orar, nuestras fuerzas vuelven. Este beneficio no significa que la oración es la que nos llena del EspĆritu Santo; ya hemos aprendido que quien nos llena del EspĆritu es Jesucristo. Pero, cuando oramos descansamos y somos despojados del peso de la aflicción.
Aun asĆ, estando ya sin peso; Dios enviarĆ” de su Santo EspĆritu para darnos el poder que nos impulse a cumplir la misión en medio de circunstancias difĆciles. Los discĆpulos estaban seguros en su fe, que no podĆan callar, no era tiempo de rendirse; asĆ que le pidieron a Dios fuerzas para predicar y respaldo para ese mensaje. Dios les concedió la petición: āfueron llenos del EspĆritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Diosā. Siempre que oremos bien, Dios nos escucharĆ”.
Conclusión:
Debemos orar siempre, pero oramos mejor en la prueba. Siempre que oremos bien, Dios nos escucharĆ”. Cuando oramos nos enfocamos en Dios, afirmamos nuestra fe y somos llenos de poder.
Escrito por:
Pastor Luis Fernando Zabaleta








