Lastimarme me Calma
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Lastimarme me Calma


OBJETIVO: Motivar a los jóvenes a que amen y respeten su cuerpo.


VERSÍCULO BASE: 1ª de Corintios 6:19-20: “El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu Santo que Dios les ha dado. Ustedes no son sus propios dueños. Cuando Dios los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios.”


CONTENIDO:


Todos experimentamos el dolor, la ansiedad o frustración, lo que ha conducido a algunos a practicar el cutting, quizá tú lo has vivido o conoces a alguien que sí. No todos poseen un buen manejo de sus emociones, ciertas personas han tenido que atravesar por infancias críticas donde no han podido construir o ser enseñados a manejar correctamente sus emociones. La práctica o el síndrome del cutting, se ha incrementado en esta época, es una conducta impulsiva que consiste en cortarse distintas partes del cuerpo, generalmente no visibles. Algunos piensan que realizando esto podrán calmar la ansiedad, sentir un alivio a sus sentimientos de tristeza, depresión, arrepentimiento, remordimiento o quizás alguien ha pensado no continuar con su vida. Si tú te has sentido de esta manera, quiero recordarte que tu vida es valiosa, que tu cuerpo también lo es, y que, al dañarlo, solamente incrementa el vacío que experimentas en tu corazón.


Hay circunstancias que pueden considerarse la causa del síndrome del cutting, tales como: bullyng escolar, violencia intrafamiliar, abuso sexual-físico-emocional, duelo, ruptura amorosa, ansiedad, depresión, estrés, separación familiar, etc. Además, algunas de las características de alguien que está practicando el cutting pueden ser: aislamiento, cambios en la forma de vestir (ropa larga para tapar lesiones), quemaduras en la piel, lesiones provocadas por golpes, mordeduras, aruñones, agujas, etc. Esta práctica es aprendida y muchas veces producto de consejos de otros adolescentes o figuras del internet, pero, lejos de ser una práctica que sane el dolor, aumenta las heridas físicas y emocionales.


Quizás este puede ser el caso de alguno de los que lee este artículo, o quizás conoces a alguien que esté atravesando por una situación similar. Pero, más que verlo como una actividad que “alivia”, debemos crear consciencia que esta práctica solo destruye a quien la realiza. Por ello, es importante recordar la importancia de nuestro cuerpo y nuestra vida. El texto bíblico, enseña que nuestros cuerpos son templo del Espíritu de Dios, por tanto, deben ser cuidados y respetados. Jesucristo, murió en la cruz para la salvación entera de nuestro ser y eso incluye el cuerpo, en el cual experimentamos a Dios, la alegría, la tristeza, el amor, los abrazos, las cosquillas, los sabores, las texturas, etc. El cuerpo que Dios nos ha dado es una bendición que debe ser cuidada, porque a través de él podemos experimentar las cosas lindas de la vida, pero sobre todo, la presencia de Dios.


Existen distintas maneras en las cuales se pueden canalizar las emociones, no es necesario recurrir al cutting. Prácticas como escribir las emociones que se experimentan, dibujar, pintar, escuchar música, realizar actividades o hobbies, hablar con alguien de confianza o con un líder de la iglesia, siempre hay alternativas. Dios entiende el dolor por el que el ser humano atraviesa y en el mundo hay muchas herramientas para tratarlo. Pero, sobre todo, no debe olvidarse que la compañía de Dios es constante, él ha dado su Espíritu para que guíe, consuele y anime nuestras vidas. Si alguien atraviesa por esto, debe recordar que el primer paso es hablarlo y entender que no está solo o sola en el proceso.


ACTIVIDAD:

Te invito a que hagas este ejercicio, antes de seguir leyendo prepara una hoja de papel en buen estado y entonces continúa: primero, forma una bola de papel. Segundo, extiende la bola de papel y písala con ambos pies. Tercero, recoge y hazle pequeños cortes en los extremos o el interior de la hoja, pero, sin partirla por completo. Ahora imagina que esa hoja de papel es tu cuerpo cuando es lastimado, pisoteado o cortado; aunque le pidamos perdón a la hoja, esta no volverá a ser igual en su apariencia, porque ya fue herida. Lo mismo sucede con nuestro cuerpo, cuando lo herimos, aunque luego le pidamos perdón, el daño que le causamos tiene consecuencias, hay cicatrices que permanecerán siempre y nuestro cuerpo no volverá a ser igual en apariencia, por eso debemos evitar dañar nuestro cuerpo. Y aún más profundas son esas heridas emocionales que muchas veces no sanamos y son causa de todo. Sin embargo, recuerda que Dios está dispuesto a sanar desde adentro todo lo que somos y nos invita a amar y respetar nuestro cuerpo que es templo del Espíritu de Dios y porque él te ama y entiende tu dolor, y esta dispuesto a acompañarte en el proceso.


Colaboradores:

Autor: Jenniffer Lara

Diseño y Publicación: Josué Guzmán

Gestión: Sheyla Pimentel

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