Gabriela era una jovencita de 14 años que muy pronto iba a cumplir 15, por lo que estaba emocionada de hacer una celebración, invitar a sus amigos y familiares, usar un vestido precioso, hacer una ceremonia, preparar una comida deliciosa y pasarla bien. Sin embargo, al mismo tiempo estaba atravesando por un momento difícil; sus padres se estaban separando y su madre no tenía trabajo.
Para ella soñar con una celebración a lo grande no era difícil, sin embargo, era muy poco probable que algo así sucediera con tan poco presupuesto. Pasó el tiempo y Gabriela creyó en Dios y en que Él proveería. Poco a poco las cosas que ella iba a ocupar para su celebración fueron saliendo a la luz, personas que Dios había traído en ese preciso momento colaboraron, brindaron su apoyo y tiempo. ¡Todo lo que Gabriela se había imaginado para esa celebración y más, lo había conseguido! Fue una celebración maravillosa, ella confió en el Señor y El obró.
En repetidas ocasiones las situaciones difíciles nos pueden llegar a hacer perder la fe y pensar en que Dios se olvidó de nosotras. Sin embargo, Dios nos conoce, Él escucha nuestras oraciones y Él se ocupa hasta de los detalles más pequeños. En la Biblia encontramos en Hebreos 11: 1, que “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Pero… ¿Qué entendemos por fe?
La fe es confiar en Dios todo el tiempo, no solo cuando pensamos que todo está bien, sino también en los momentos difíciles, cuando sentimos que nuestros problemas no tienen solución, cuando no vemos esa luz en medio de la oscuridad, cuando pareciera imposible que exista una salida.
Somos mujeres de fe cuando estamos convencidas de que de la mano de Dios nada es imposible y que al final todo va a estar bien, porque Él es nuestro Padre amoroso, quien nunca nos dejará. Porque confiar en Dios cuando “todo está bien” podría ser fácil, pero confiar en su Palabra y en Sus promesas cuando estamos en medio de circunstancias terribles, se torna más difícil, es ahí cuando debemos seguir confiando en Él.
No permitas que las circunstancias por muy difíciles que sean, nublen tu fe.
Elizabeth era una madre soltera que había perdido su casa, no tenía mucho dinero y la última vez que había llevado su hijo al doctor le dijeron que tenía cáncer.
Los días estaban aparentemente contados para su pequeño ¿De dónde obtendría el dinero para su tratamiento? La angustia estaba consumiéndola, sin embargo, ella le clamaba a Dios por su hijo todos los días, estaba confiada en Dios, tenía fe y sabía que Él nunca la iba a dejar. Lograron recaudar los fondos para su tratamiento, sin embargo, su hijo aún estaba atravesando un momento muy difícil con esta enfermedad. Ella siguió clamando al Señor, aun cuando los doctores decían que era una enfermedad terminal.
Un día, el doctor llegó con Elizabeth y su hijo, había buenas noticias. ¡Dios había curado a su hijo de cáncer! ¡No había nada en su cuerpo!¡Un milagro de Dios había sucedido! Elizabeth creyó y confió en el Señor ante todas las cosas, ella oró a Dios todo el tiempo y Él obró.
Así como Gabriela y Elizabeth confiaron en el Señor y creyeron en su Palabra, aun estando en distintas circunstancias, en la Biblia encontramos historias de mujeres que confiaron en Dios y en sus promesas, aun en los momentos más difíciles de sus vidas.
Ana, quien no podía tener hijos, a pesar de su sufrimiento y dolor, se levantó, tomó fuerzas en el Señor y no se dejó vencer por el problema, ella confiaba en Dios y clamaba con fe por un hijo. Cuando Dios se lo dio, ella se lo dedicó a Él como muestra de agradecimiento. Samuel se crió en el templo y llegó a ser un gran profeta. (1 Samuel 1:11) Otra mujer de fe que encontramos en la Biblia de la cual podemos aprender, es María, quien fue una joven sencilla, escogida por Dios para ser madre de Jesús, quien no rechazó el plan de Dios, sino que lo aceptó porque confiaba plenamente en Él. (Lucas 1:38) También, podemos mencionar a Ester quien era una joven israelita valiente, que arriesgó su vida para salvar a su pueblo, pues se rehusó a darse por vencida, y en lugar de esto clamó a Dios, confió en el Señor y en su plan perfecto. (Ester 2:17)
Todas estas mujeres confiaron en Dios a pesar de las adversidades, sabían que Dios tenía un plan para sus vidas y confiaron en que Él daría respuesta a sus oraciones, además estaban seguras de que Dios estaba con ellas cuidándolas y guiándolas.
Mantengámonos firmes en su palabra, creamos en Sus promesas, confiemos en Dios siempre, alimentemos nuestra fe cada uno de los días de nuestras vidas. Puede que sea complicado siempre tener fe, pero no es imposible. Clamemos a Él todo el tiempo, confiemos en su palabra porque Dios es un Dios bondadoso que trae paz y alegría a nuestros corazones, aun en medio de la tormenta.
Colaboradores:
Autor: Andrea Nava
Diseño y Publicación: Josué Guzmán
Revisión: Karen Cabrera
Gestión: Rosell Mérida
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