La semana pasada me preparé una rica taza de café, el humo caliente salía del tazón y yo no podía esperar a probar tan deliciosa bebida, así que pasó lo inevitable pero lógico, mi lengua sobrellevó las consecuencias, sufrí una quemadura al probar el café caliente. Esto me puso a reflexionar, cuántos incidentes y malas experiencias vivimos en el recorrer de la vida por no ser pacientes y querer todo tan rápido.
Cuando no somos pacientes y no esperamos la voluntad de Dios, efectivamente tenemos consecuencias que nos lastiman, esto por las malas experiencias que se pudieron evadir si hubiéramos sido precavidos en esperar lo sano y correcto en la voluntad Divina.
Cuando escuchamos las palabras “espera su voluntad” automáticamente lo ejemplificamos en un área de enamoramiento; la persona que Dios tiene apartada para nuestra vida, pero en este escrito ese no será el tema de discusión, pues lo que se pretende es ir más allá.
Deseo analizar y enfatizar la importancia de emprender o iniciar un trabajo. Muchas veces nos apresurarnos y terminamos fracasando, por ejemplo: cuando inicias una carrera y a mitad del ciclo escolar la dejas porque te das cuenta que no es lo tuyo, o cuando inicias tu servicio en un ministerio, el cual es tan fugaz que cuando reaccionas ya no estas más en él, o cuando fuiste de compras y te emocionaste tanto por adquirir un producto que no necesitabas, pero que por emoción lo obtuviste y luego te das cuenta que no podrás salir con tus demás pagos porque gastaste el presupuesto que tenías.
Efectivamente, cuando no incluimos a Dios en nuestros planes, ignoramos totalmente cuál es su voluntad. Sufrimos un sinfín de consecuencias por las acciones que fueron tomadas porque simplemente nos ganó la emoción, y las palabras en tu mente repitiendo, si lo hubiera pensado antes de hacerlo, cuanto desearía que el tiempo regresara para hacer las cosas bien. Muchas veces por apresurarnos e ignoramos o alteramos el verdadero propósito de Dios; no escuchamos su voz, ni atendemos a su voluntad. La Biblia es clara al mencionar que los planes de Dios son perfectos, Él siempre deseará lo mejor para tu vida; su propósito es que seas feliz y crezcas en tu desarrollo integral.
Finalmente quiero que analicemos ¿y si esperamos?, si, esperemos un momento y consultemos con Dios cuál es su voluntad con lo que tienes en mente realizar, ¿es su voluntad que emprenda ese negocio?, ¿es su voluntad que adquiera esa deuda? Deseo que cada día puedas apartar un tiempo para preguntarle cuál es su voluntad.
Colaboradores
Artículo: Josué Guzmán
Redacción y Revisión: Isabel Mejía
Comments